Para desnudar a una mujer no hace falta penumbra
ni pericia ni astucia
De nada valen erudición destreza brusquedad
Ni siquiera sabiduría
Para amanecer a su ladopoco importa
el arrojo el valor la treta o la artimaña
De nada sirven apostura o tenacidad
No hay método ni sapiencia ni sistema
que puedan vencer su resolución o su mesura
Para desnudar a una mujer toda presunción
es inútil toda voracidad resulta amarga
todo discernimiento se vuelve melancólica penuria
Para desnudar a una mujer basta el instante
en que el ciego misterio la envuelva y la estremezca
y restaure en su pecho la incordura
y sepulte su cuerpo en nuestros brazos.
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