Si se reserva el derecho de admisión, también puede reservarse el derecho a la expresión. Cada vez que intento hablar, simplemente la conexión mente-lengua, no funciona, no sé si será porque siempre oí decir que la gente no piensa lo que dice y pues como a mí no me gusta ser esa parte a los que catalogamos “el montón…”
Es que para hablar o dices algo muy muy inteligente en lenguaje coloquial denominado comúnmente sarcasmo o recalcas lo obvio o te limitas a ser gracioso bien sea por las estupideces que dices o por tener el verdadero don de ser alegre y ver las ridiculeces y anécdotas como oportunidad de participar y compartir en la vida. Pero qué rayos pasa conmigo que no encajo en ninguna de estas descripciones, intento ser muy muy inteligente y sincera, sin ser graciosa pero haciendo hincapié en que dómino el tema. Y termina pasándome lo mismo que en las exposiciones. El miedo escénico me consume, no logro mejorar el silencio y prefiero callar y cuando decido decir algo la idea no logra materializarse. Las palabras simplemente se escapan cual interrupciones y no logran coordinar un mensaje sincero sin ser austero.
Me veo atropellada por un cumulo de ideas interesantes que decido callar pero que sé que si lograra decirlas, captaría la atención de los escuchas y me verían como alguien interesante no por sabionda o por tímida sino por ser una posibilidad en un buen dialogo y no simplemente una espía con la necesidad de ser aceptada, dejándome llevar por la corriente o diciendo “Si” a propuestas tontas o “yo también” cuando hablan de un gusto mutuo y es que definitivamente, la necesidad de una buena primera impresión siempre se me escapa de las manos y me frustra no lograr decir lo que pienso y quedarme pensando lo que me hubiese gustado decir. No subestimemos el poder del lenguaje.Básicamente no hay segundas oportunidades para hacer click con alguien, y que se dé una relación simbiótica ya sea de amistad, de conocimiento, de pasatiempos, de necesidades, de soluciones en sí de gustos o disgustos mutuos que me permitan colaborar o que me colaboren a ser un mejor ser humano sin atragantarme con palabras que debí o pude haber dicho y no dije. Por eso prefiero escribir, porque hablando pierdo el tiempo y escribiendo logro leerme a mi misma para saber en qué debo trabajar.
Por estas razones las ventajas de hablar claro, con fortaleza, seguridad, inteligencia y precisión, es lograr demostrar que eres tú mismo, expresar aquello que no se vé “los pensamientos” y que así como hablas estas dispuesto a saber escuchar para aprender y dejar en marcha el circulo de la libertad y la pluralidad de ideologías.
Pe...pe.. pero nadie me lee, nadie me escucha, entonces paa.. para que hablo o pa..pa...para que escribo... Pues para mí, para reflexionar y para mantener abierta la psibilidad de crecimiento personal.